sábado, 30 de octubre de 2010

Opiniones desde un 10º Piso

Urgentemente corremos a los edificios,
mientras vemos a los ricos desplomarse,
y llorar como infelices.
Mientras tanto, dos dedos dibujan un vidrio empañado,
la merienda de una tarde se enfría,
y tiro los cuadernos por la ventana.

Quién dira, si en una de esas,
no me tiro a mi también,
y dejo los cuadernos adentro,
entre las vainillas y la mano.

viernes, 29 de octubre de 2010

El tiempo NO para,
Las noches de frío es mejor
Ni nacer.

Las tardes de Octubre,
Mejor ni mencionarlas.
Hoy soñamos que todos
somos protagonistas de una obra
de teatro.
Y entre botellas rotas y ceniceros llenos,
nos damos cuenta de que el telón no va a subir.
Entonces nos reímos como locos,
hasta que la pava grita sus últimas gotas,
y los mates se pudren en una alacena.
Solo entonces,
corremos el bondi.
Frío en los codos y
lluvia en las rodillas.
Rechazar comida
destinada a los pobres
en este cuarto.

Un cuarto con ojos
llenos de asco,
probablemente debido
a este olor a resaca que no se va,
que no se va.

El ruido de una trompada
no merecida y los sueños
guardados en una lata,
justo al lado de las arvejas podridas
y la fe de un pueblo,
hambriento. Hambriento.

martes, 19 de octubre de 2010

El Mejor Viaje

Rehice el mejor viaje,
Desde mi niñez hasta hoy.
Sin un adiós, sin un fondo,
Sin arrepentimiento o nostalgia;
Vi a mi membresía
Mis treinta y tres años y la vida
Y todo mi salida.
El flash más feliz de mi vida
Soy de los lagos y ríos
Soy un pez
Soy roca y polvo
No soy gran cosecha
Pero soy azúcar y savia de arce
Padre Nuestor de credo
Yo soy uno de cada diez niños en la mesa
Estoy por debajo de cero en enero
Estoy en los Estados Unidos y Francia
Estoy desempleado y en exilio
Yo soy de octubre y la esperanza
Yo soy de una raza en peligro de extinción
Estoy programado para el dos mil
Soy nuestra liberación
Al igual que millones de personas vulnerables
En promesas electorales
Yo soy la energía que acumula
Ungava Manicouagan
Yo estoy vivo o muerto Quebec.

Claude Gauthier ( 1939 )

Curso de Francés, Volumen 5

Ya de noche, la misma mesa, los mismos muebles viejos y olorosos. Ni luna ni nubes ni tu-tía, solo el silencio ensordecedor de esta noche ya pasada de tragos y comentarios. Y ellos dos sentados, en la guarda del balcón.

"¿Y entonces? Te quedaste callado"
Silencio.

"¿Va bien o tiró para atras?"
...

"Ves, son estas cosas las que me hacen considerar si no sos más que un sueño, cuando estás así dudo hasta de mi propia existencia, y necesito sentirte, escucharte, verte, hablarte, tenerte cerca para demostrar lo contrario.. Te quiero."
¿Eso vendría a ser una declaración? Porque en este momento lo que menos quiero escuchar son tus declaraciones. Vos conocías el trato, vos sabés que nosotros como uno no trascendemos de las sabanas, ni de los cigarrillos. Pero concuerdo con vos, somos dos.

"¿Cómo?"
Si, ultimamente creo que la vida en sí es un mal sueño.

"Tal vez tengamos que dormirnos para vivir la vida real, para volver a nuestro mundo.. No importa, buenas noches."

Se va, vuelve a las sabanas, mientras muere un último, se escucha el murmuro.


Un vida que no vamos a recordar mañana a la mañana... Buenas noches.


Y así, entre los crickcrick de los grillos, y el ruido del tren a lo lejos, muere una cuta, y se oye un suspiro.

lunes, 18 de octubre de 2010

Las Jovenes Andanzas del Viejo Sin Rodillas

Caminando entre personas, abajo de un sol de mediodía. El calor ya no te permite ni mover las piernas y vos seguís ahí, caminando.
La calle está vacía, la vereda está llena de papeles y basura y gente, basura y gente. Todavía podés escuchar los ruidos de la calle, entrando por tu oreja, taladrando tu oído, matando tus tímpanos y quemando tu cerebro.
Tus pupilas se convierten en agua podrida y caen rodando por tu cara, mientras el olor a vodka-varato que sale de tu haliento derriten el resto de tu monstruosa figura.

Seguís caminando, esquivando a todos.
Las ampollas de tu cuerpo buscan reventar;
la sangre corre entre tus dedos
y ese holor a podrido - proveniente de lo más recóndito de tu alma -
llenan de nubes el cielo de un sol de mediodía.

Allá lejos, bocinas y figuras delineadas con tiza.

sábado, 16 de octubre de 2010

Curso de Francés, Volumen 4

¿A donde te habías ido?, pregunta. "Fui a buscar unos libros y una pelicula", ¿Y los cigarrillos?; "Pero che, ¿cada vez que salgo vamos a tener un interrogatorio?, no tengo más, liquidé el último apenas salí. Que molestia eh."

Silencio rencoroso, pasos mojados en el piso de pedra, mano a la cintura, y un paquete de cigarrillos cerrado volando a la mesa, al lado del café. Sos un pelotudo bárbaro, le dice. El ríe, y se sirve un café, mientras se sienta cerca de la ventana y piensa en cosas. Gente, autos, un loco de áquellos tirado en el cordon de la vereda, una gota de barro cayendo por el cordón de su zapato derecho. Un perro, hilo conector, ah, Un chien Andalou, esa es una pelicula de locos.

El tiempo, más loco que los cuadros, sigue su triste y pesado avance sobre las vías de nuestra vida. Pensar que hace dos horas y media, jugábamos a ser dos amantes normales, y he aquí, entre cuerdas de violines rotos y manchas de sangre en el techo, su mirada perdida en la calle y su mirada perdida en la Moción browniana que sometía el café quemado y sus vapores.

El reloj ese (que ella había conseguido en un mercado de pulgas, ¿qué será un mercado de pulgas hoy en día, por qué el nombre? hacía ya un tiempo) con forma de luna se tildaba y daba las 8.00 hs. Ocho-en-punto de la mañana de un Domingo, momento casi tan depresivo como esos Lunes de madrugada, antes de salir a buscar papeles y libros. Libros que ya recubrían los rincones de los cuartos, de las sillas, de los cajones.

Pensar, de forma triste, que dos los juntaban, y ninguno los leía. Esos hobbies bizarros traídos del exterior, o del miedo al desgaste que traía el tiempo, quién sabe. Y quién sabe, y quién sabe. De vuelta a su cuerpo, de vuelta a las dudas, de vuelta a la cama, de vuelta a un Domingo a la madrugada.

viernes, 15 de octubre de 2010

Despacio en silencio, corre mi mano por tu cintura. Corren mis labios por tu cuello y presiona mi pecho contra tu espalda. La humedad de tu aliento contra el aire frío, y el frío de tu espalda recorriendo tu cuerpo, temblando, mientras el calor del mio corre a la par de tu piel.

Baja mi mano, rodeando tus muslos. Sube mi boca, en busca de esa fuente de calor que son tus labios. Despacio, con cuidado, los beso. Sentir tu cuerpo estremecerse al tocar tu nuca, al agarrar tu cuello y con sumo cuidado, presionarlo. El temblor que te sube por la espalda, alcanza tu lengua, la cual busca a ciegas del cuarto, mientras mis manos se apoyan en tu cama.

De arriba, mis labios descienden a tu frente, a tu costado de la cara, a tus mejillas rosadas, a esos labios curiosos. Tu respirar se acelera, tu tacto se agudiza, tus ojos que me llaman, al centro de tu cama, y que tus manos aprietan contra las sabanas, como alivio a ese placer. El primer beso se esfuma, el segundo se pierde entre las vueltas, el tercero no termina. Hacerte oír las más dulces palabras, tocar tus puntos más debiles.

Ya seguro, te doy vuelta, despacio, y con mucho cuidado te siento encima mio, jugando con tu pelo, acariciando de suave forma tu cintura, subiendo junto a tu remera, hasta tu pecho. Frío en el cuarto, frío en tu cuerpo, y dos manos y una boca acariciando tu todo, calentando con simples caricias tu figura en horas de la madrugada.

jueves, 14 de octubre de 2010

Curso de Francés, Volumen 3

Se levanta, se pone una camisa vieja. "Un camisón, je je" piensa para sus adentros. Se aleja de la cama y comienza a arreglar la cama. Dos sabanas, dos simples sabanas y esa perezosidad de la adolescencia no le permite ordenarlas. Un desorden ordenado, un orden desordenado, para qué arreglarlo cuando dentro de 6 horas la deshago de vuelta, para que bañarme si me ensucio de vuelta, bla bla bla. Siempre los mismo cuestionamientos, siempre la misma resolución.

Se aleja despacito, tratando de que sus pies calientes no hagan el ruido a alpargata cuando toquen el piso, y camina a la cocina. Una taza, el termo semi-vacío, agua a la pava, pava a la hornalla. ¿El fuego?, magiclick de mierda, no funciona. Cuando vuelva le pido que lo arregle, y que haga la cama. Los fosforos, se los llevó. La puta madre, le voy a comprar un encendedor cuando vuelva.

Tira chispas con un encendedor viejo y voilá, fuego al fin. Ahora el café, estante de arriba. Se pone de puntitas y se ríe al sentir como su camisón se levanta. "Si me viera de espaldas ahora, se pondría como un loco" y ríe. Ríe un rato hasta que siente ganas de no reírse más. Busca los cigarrillos, nada. También se los llevó. En fin, busca en la biblioteca un libro de tapa dura, ah! Aegis Europa. Hoja 67, un cigarrillo. Justo al lado de la foto de una mezquita en llamas. Dulces las ironías de la vida, tanto fuego y no se puede prender el cigarrillo.

Paso a paso, se guarda el libro, se cierra el libro, se camina a la cocina/baño, se mueve la pava, se prende un pucho (el único pucho), se apaga la pava, se sirve el café.

Ruidos en el pasillo, un sonido de llaves, se abre la puerta. Qué cagada, se quemó el café.
Encontrá tu norte bajo tierra, entre los tuneles de un subte.
Encontrá tu constelación en un día nublado.
Rápido, antes de que tus pulmones revienten;
o lo haga yo con tu cabeza.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Un rincón. De color gris en los costados, y rojo abajo. Un rincón que transmite memorias e inventos de la infancia. Donde antes veías las canicas rodar y chocar con sus semejantes. Un rincón lleno de nostalgia. Lleno de las huellas que dejaron las canicas, grandes, chicas, bolones, transparentes, opacas, redondas.
Lleno de huecos.

martes, 12 de octubre de 2010

Curso de Francés, Volumen 2

Ya saliendo a la calle, se desabrocha, acomoda y reajusta el piloto color caqui. Revisa entre tantos bolsillos para sacar un Phillip Morris, todo arrugado y con la apariencia de ser más una vibora que un rollo de tabaco, petróleo y papel.

Mira el cielo y como de costumbre - apegada por ella - pone una cara de inteligente, de deducción astral o climatológica, mientras prende ese cigarro y deja que el humo invada sus pulmones. "Así se sentirá la muerte en el agua che - se dice - debe ser esa sensacion lenta de llenarte de toxinas los pulmones, pero aún así inevitable... Malditos vicios, vice de merde" Replicó a su conciencia, como si esa conclusión fuera a terminar el debate.

No obstante, la calle tenía otros planes. Su cambio de la vereda al costado de la calle (de la rutina al riesgo, entre los autos estacionados y los impulsados por inercia mecánica, etzetera etsetera.) involucró que ese día tomara un significado especial por el resto de sus días.

No fue cliché, ni cursilería francesa a la hora de hacer peliculas románticas, dado que el único ser viviente en esa calle, ese día, a esa hora (y porqué no, en esa dimensión) era él. Él y un mísero cigarrillo, ya asqueroso debido a la humedad del clima, y la suelas (zuelas) de sus zapatos llenos de rencor consigo mismo, por poder ser tan predicador de la gente, por poder esperar siempre lo peor y de las formas más bizarras, conseguirlo.

Pasaba una señora en bicicleta, una vieja en una bici-vieja. No se escuchaba nada en la cuadra, solo el rechinar del manubrio de la bici-vieja, o de la cadena, o quizás de las rodillas de la vieja misma. "Pensá en otra cosa, antes de empezar a verte como un viejo atado a un triciclo de madera"

Entonces hizo eso. Catapultó con el dedo mayor e indice el cadaver del Phillip y atinó a una boca-calle. Satisfacción personal, un poco mayor que cuando se clava un clavo derecho a la primera. Y para evitar recaer en malas memorias viejas, fue a parar voluntariamente en memorias de viejas malas.

Y contaba, que era un hombre que tocaba blues, con una guitarra a falta de su bajo. Un hombre que tocaba blues, con tristeza a falta de buena fortuna en su vida. Áquel elixir de héroes y frágiles le ablandaba el corazon, le rompía las paredes y dejaba que el llanto fluyera.

Siempre pasaba eso, y para peores males, su soledad era completada por la ignorancia del resto, dandole un dejo de tristeza-y-desesperación a sus borracheras. Borracheras que luego se hacían llantos de infante en las noches de silencio, para después convertirse en improvisaciones mágicas, con notas tan melancolicas como profundas, las cuales daban a sentir electricidades por todo el cuerpo. 40 minutos de improvisaciones lastimosas y peligrosas para los oyentes que culminaban en un silencio sublime, el cual cedía paso a la madera de la caja golpeando el piso en forma suave y más llantos, más bebidas, más desmayos, y así sucesivamente.

Ese día marcó su vida. Habíase pensado tanto en las palabras de una de sus amantes ya pasadas pero no del todo olvidadas, quien hablaba de que una imagen vale más que mil palabras. Y así fue, una foto, le permitió un mundo. Construir - o deducir, quizás redescubrir - dos vidas, quizás tres.

Una vida vieja, una vida triste, una vida divina, y quizás un par más.

sábado, 9 de octubre de 2010

Curso de Francés, Volumen 1

Je te regarde,
Elle me regarde,
Nous vous regardons.

Una mísera taza, ya desteñida por el oxigeno de ese lugar, por la humedad de esos bosques; humeaba mientras le vertían un café de máquina, asqueroso y terrible, pero café al fin. 2 de azucar, 3 de azucar, irrelevante. El clima mismo le quitaba lo dulce a esos cristales de tamaños microscópicos y -quién podría suponer- compleja producción.

El sol ya asomaba entre tristes nubes de niebla y neblina, y como laborioso esclavo, daba a avisar que era hora de "volcarse al trabajo".

Mientras escribía, armaba todas sus estructuras (cual fiel hijo y nieto de Arquitectos) con 3.67 segundos de anticipación, dandole espacio a su mente para divagar, y quitándole el mismo a sus dedos para realizar esa misma tarea.

Sin embargo, y aquí se da a cuenta las ironías de la vida; su parrafo, previamente planeado fue pensado antes, y una vez que él reaccionó, se dio cuenta de dos cosas.

Su mente había divagado con mayor anticipación, causante de que sus dedos no pudieran transmitir sus (¿) planos (?) al papel (el cual ahora lo miraba desde la mesa, pálido, frio), y que el café de máquina, horrible y amargo, ya estaba frío.

Miró el sol por ese agujero en la pared que algunos ilúsos denominaban ventana, y viendola en la cama, se río de sus pensamientos, dejó su hoja y fue a "volcarse al trabajo", de nuevo a la cama.

viernes, 8 de octubre de 2010

Vidrios.
Vidrios rotos por todos lados.
Pantuflas en su estado de descomposicion cuelgan de
los cables de telefono. Vidrios de colores asimilan y
asesinan los paisajes. Sacos y corbatas colgando en
los bordes de una mesa, y zapatos en el fondo del
morboso Riachuelo.

Fuego! Fuego!
Todo es un camino,
nada es bueno,
despertate,
todo es un mal viaje.

martes, 5 de octubre de 2010

"I'm Lonely (But I Ain't That Lonely Yet)"

Well I miss my mother
And I miss being her son
As crazy as I was I
Guess I wasn't much of one
Sometimes I miss her so much,
I want to hop on the next jet
And I get lonely, but I ain't that lonely yet
And I love my sister
Lord knows how I've missed her
She loves me
And she knows I won't forget
And sometimes I get jealous
Of all her little pets
And I get lonely, but I ain't that lonely yet

I roll over in bed
Looking for someone to touch
There's a girl that I know of
But don't ask for much
She's homely, and she's cranky
And her hair's in a net
And I'm lonely, but I ain't that lonely yet

Are you my friend when I need one
I need someone to be one
I take anybody I can get
And sometimes I wanna call you
And I feel like a pet
And I'm lonely, but I ain't that lonely yet

I go down to the river
Filled with regret
I go down and I wonder
If there was any reason left
I left just before my lungs could get wet
I'm lonely, but I ain't that lonely yet

And I love my sister
Lord knows how I've missed her
She loves me
And she knows I won't forget
And sometimes I get jealous
Of all her little pets
And I get lonely, but I ain't that lonely yet
Yeah I get lonely, but I ain't that lonely yet


The White Stripes,
Get Behind Me Satan (2005)

lunes, 4 de octubre de 2010

Un telefono gris, roto.
Una reposera flotando sobre una pileta.
Un tunel de colores bizarros.
Una pintura que no se llama arte.
Un camaleón vestido de verdugo.

¿Qué vés? ¿Qué oís?
Porqué no te rompes la cara, con el cemento, con los sonidos, con una tabla mugrienta y asquerosa.

Cro-de-un-Sol

Solo faltan unos pocos meses para que estalle la gran guerra. Dijo el, mientras tiraba la colilla de su armado y lo aplastaba en el piso.

Casi tanto como la vida pensó, se consume de a trechos, de a suspiros, y después, zás te pisotean y se apaga todo. En el horizonte se veía una silueta, de a momentos, contrastando contra los truenos.
Pensó en su hogar, donde quiera que este fuere, y sus tripas se revolvieron como esas cazuelas españolas, al recordar con estremecimientos esos conflictos de la infancia, pero conflictos al fín.

15 años... ¿tanto tiempo? Se miró en lo que pudo haber sido un espejo en tiempos mejores, o una cacerola. Quién sabe. Un puente que utilizaba el tren del pueblo, en un estado casi tan deprimente como el resto de su pueblo, pero con su magia aparte, como todos los de ese lugar.

Suspiros, un par de miradas más. Alguien tose al fondo del corredor. Y en el silencio: pssst, una luz que ilumina con vida propia las paredes, la cual se apaga al transmitir - o permutar - su vida al cigarrillo. Unas pitadas enclarecen su cara, y un trueno le dice que hoy va a ser una noche larga, la guerra va a empezar.

domingo, 3 de octubre de 2010

Vuelta vuelta vuelta.
Pensa en lo que estás diciendo.
Mirá lo que estás mirando.

Otra vez, volvemos a empezar.
Un violín todo roto.
Una toalla en llamas.
Un ataque de furia.

Prendiste el cigarrillo del otro lado..
Otra vez.

sábado, 2 de octubre de 2010

Ernesto Sábado, 33/15/3198

La medalla al pecho, fría y clavada en su pecho.
El azucar humedecido.
La culpa, le dicen la culpa.
El tiempo, el agua.

No en el saco ni en la camisa,
la medalla al pecho, directa al pecho.
Le rompiste la cara,
le arrancaste las visceras a todos.

Un hedor tan impresionante que vos misma
te sorprendiste de eso.
Cae la noche, caen los grados, caen los minutos.
Un flujo de agua, un riachuelo de tiempo.

Por suerte, las baldosas siguen calientes
por el sol del mediodia.
Un cuaderno. Un sucio y preciado
cuaderno flotando en el agua de un río.
Frías narices por las nubes y flojos
vientos bailando al sol.
Detestabilidad, Desestabilidad.

Un mate con yerba lavada,
un termo de agua dulze.