domingo, 30 de diciembre de 2012

'appy nü yier

Supongo que a veces
quedarán regalos por abrir,
y cervezas por tomar

entre un montón
de hojas viejas y
libros rotos.

Siempre van a existir
labios intocables,
y personajes innombrables,

Como días
que no valgan la pena
Y penas
que no valgan el día

Van a estar
los recuerdos
sumisos
de un 2012
que si bien
no gritó
con tanta fuerza,
supo bien hacerse oír.
Supo donde meter las manos
y los puños bien cerrados
entraron a nuestra cabeza. Golpearon mis oídos
hasta dejarme un sonido
parecido al susurro
de un arroyo
o el desagüe
de una bocacalle

Una calle con su boca
que absorbió la fuerza
de mil tormentas
y arrastró el año
al fondo de las memorias.

Decepciones cósmicas
y no tanto,
el tiempo aprendió a volar,
y ya no hay
soluciones ni remedios
que lo paren.
O lo hagan bajar del tren.

jueves, 27 de diciembre de 2012

92 En un solo acto



"Ahora se daba cuenta de que en los momentos mas altos del deseo no había sabido meter la cabeza en la cresta de la ola y pasar a través del fragor fabuloso de la sangre. Querer a la Maga había sido como un rito del que ya no se esperaba la iluminación; palabras y actos se habían sucedido con una inventiva monotonía, una danza de tarántulas sobre un piso lunado, una viscosa y prolongada manipulación de ecos. Y todo el tiempo él había esperado de esa alegre embriaguez algo como un despertar, un ver mejor lo que lo circundaba, ya fueran los papeles pintados de los hoteles o las razones de cualquiera de sus actos, sin querer comprender que limitarse a esperar abolía toda posibilidad real, como si por adelantado se condenara a un presente estrecho y nimio. Había pasado de la Maga a Pola en un solo acto, sin ofender a la Maga ni ofenderse, sin molestarse en acariciar la rosada oreja de Pola con el nombre excitante de la Maga.Fracasar en Pola era la repetición de innúmeros fracasos, un juego que se pierde al final pero que ha sido bello jugar, mientras que de la Maga empezaba a salirse resentido, con una conciencia de sarro y un pucho oliendo a madrugada en un rincón de la boca. Por eso llevó a Pola al mismo sitio hotel de la rue Valette, encontraron a la misma vieja que los saludó comprensivamente, qué otra cosa se podía hacer con ese sucio tiempo. Seguía oliendo a blando, a sopa, pero habían limpiado la mancha azul en la alfombra y había sitio para nuevas manchas.


-¿Por qué aquí? -dijo Pola, sorprendido. Miraba el cobertor amarillo, la pieza apagada y mohosa, la pantalla de flecos rosa colgando en lo alto.

-Aquí, o en otra parte...

-Si es por una cuestión de dinero, no había más que decirlo, querido.

-Si es por una cuestión de asco, no hay más que mandarse mudar, tesoro.

-No me da asco. Es feo, simplemente. A lo mejor...

Le había sonreído, como si tratara de comprender. A lo mejor... Su mano encontró la de Oliveira cuando al mismo tiempo se agachaban para levantar el cobertor. Toda esa tarde él asistió otra vez, una vez más, una de tantas veces más, testigo irónico y conmovido de su propio cuerpo, a las sorpresas, los encantos y las decepciones de la ceremonia. Habituado sin saberlo a los ritmos de la Maga, de pronto un nuevo mar, un diferente oleaje lo arrancaba a los automatismos, lo confrontaba, parecía denunciar oscuramente su soledad enredada de simulacros. Encanto y desencanto de pasar de una boca a otra, de buscar con los ojos cerrados un cuello donde la mano ha dormido recogida, y sentir que la curva es diferente, una base más espesa, no tendón que se crispa brevemente con el esfuerzo de incorporarse para besar o morder. Cada momento de su cuerpo frente a un desencuentro delicioso, tener que alargarse un poco más, o bajar la cabeza para encontrar la boca que antes estaba ahí tan cerca, acariciar una cadera más ceñida, incitar a una réplica y no encontrarla, insistir, distraído, hasta darse cuenta de que todo hay que inventarlo otra vez, que el código no ha sido estatuido, que las claves y las cifras van a nacer de nuevo, serán diferentes, responderán a otra cosa. El peso, el olor, el tono de una risa o de una súplica, los tiempos y las precipitaciones, nada coincide siendo igual, todo nace de nuevo siendo inmortal, el amor juega a inventarse, huye de sí mismo para volver en su espiral sobrecogedora, los senos cantan de otro modo,la boca besa más profundamente o como de lejos, y en un momento donde antes había como cólera y angustia es ahora el juego puro, el retozo increíble, o al revés, a la hora en que antes se caía en el sueno, el balbuceo de dulces cosas tontas, ahora hay una tensión, algo incomunicado pero presente que exige incorporarse, algo como una rabia insaciable. Sólo el placer en su aletazo último es el mismo; antes y después el mundo se ha hecho pedazos y hay que nombrarlo de nuevo, dedo por dedo, labio por labio, sombra por sombra.

La segunda vez fue en la pieza de Pola, en la rue Dauphine. Si algunas frases habían podido darle una idea de lo que iba a encontrar, la realidad fue mucho más allá de lo imaginable. Todo estaba en su lugar y había un lugar para cada cosa. La historia del arte contemporáneo se inscribía módicamente en tarjetas postales: un Klee, un Poliakoff, un Picasso (ya con cierta condescendencia bondadosa), un Manessier y un Fautrier. Clavados artísticamente, con un buen cálculo de distancias. En pequeña escala ni el David de la Signoria molesta. Una botella de pernod y otra de coñac. En la cama un poncho mexicano. Pola tocaba a veces la guitarra, recuerdo de un amor de altiplanicies. En su pieza se parecía a Michèle Morgan, pero era resueltamente morocha. Dos estantes de libros incluían el cuarteto alejandrino de Durreli, muy leído y anotado, traducciones de Dylan Thomas manchadas de rouge, números de Two Cities, Christiane Rochefort, Blondin, Sarraute (sin cortar) y algunas NRF. El resto gravitaba en torno a la cama, donde Pola lloró un rato mientras se acordaba de una amiga suicida (fotos, la página arrancada a un diario intimo, una flor seca). Después a Oliveira no le pareció extraño que Pola se mostrara perversa, que fuese la primera en abrir el camino a las complacencias, que la noche los encontrara como tirados en una playa donde la arena va cediendo lentamente al agua llena de algas. Fue la primera vez que la llamó Pola Paris, por jugar, y que a ella le gustó y lo repitió, y le mordió la boca murmurando Pola París, como si asumiera el nombre y quisiera merecerlo, polo de París, París de Pola, la luz verdosa del neón encendiéndose y apagándose contra la cortina de rafia amarilla, Pola París, Pola París, la ciudad desnuda con el sexo acordado a la palpitación de la cortina, Pola París, Pola París, cada vez más suya, senos sin sorpresa, la curva del vientre exactamente recorrida por la caricia, sin el ligero desconcierto al llegar al límite antes o después, boca ya encontrada y definida, lengua más pequeña y más aguda, saliva más parca, dientes sin filo, labios que se abrían para que él le tocara las encías, entrara y recorriera cada repliegue tibio donde se olía un poco el coñac y el tabaco".



Julio Cortázar

martes, 18 de diciembre de 2012

Why d'you always talk about the wrong way in and the wrong way out?
It's only gonna be as easy as you make it for yourself.

domingo, 16 de diciembre de 2012

El romanticismo
Muere en mi
Como el agua
De la lluvia

O como
La espuma del mar
golpeando la costa
Y tus piernas

Como el ladrido
Sórdido
De un perro
Un domingo a media noche.

Sirenas en la cuadra,
Anunciando algo
que esta por venir

jueves, 13 de diciembre de 2012

Hey you

Como una telaraña
pegajosa,
intrépida
e impredecible
te vuelvo a sentir

Pegadote en
mis brazos
y mi pecho,
mientras camino
a ciegas(/oscuras)
y sin pensar(te)

Como un
dejavu olvidado
entre dos grandes pilares
O una pila de ropa,
quiero encontrarte.

No es usar ropa olvidada..
(es volver a buscarte,)
es simplemente algo
(fijado en mi espalda)
que me gusta mucho.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Paréntesis

Nunca (me/te/nos)
Animamos a decir lo obvio.

En algún rincón de mi cabeza
Estás vos, pateando mis neuronas
Y en tu cabeza estoy yo, desfigurando tus ideas.

Nunca supimos
ponerle nombre
Ni pudimos
llamarnos por los nuestros.

Nos quejamos de los infortunios
que la vida nos trajo
sin ver lo bueno y
sin admitir que no fuimos
tan dañinos como creímos.

Nos redujimos a escribirnos
Mutua e implícitamente
Cartas con la esperanza
De leernos, encontrarnos
Y volver a empezar algo
Que si bien los mosquitos y
Las peleas frenaron,
Tu (mi) corazón
probablemente mantenga
Encerrado en un gran paréntesis,
Titulado "what if?"

El Juego de Buenos Aires

Rápido!
Las nubes tapan el sol.
Corramos antes de que reaparezca
Y nos queme vivos.

Las sombras de las nubes
Son tu semáforo para
Correr al próximo balcón,
Antes de que sea tarde

Y el sol deje marcas
Sobre tus hombros,
Por que sabes,
Que hoy en día todos
Quieren dejar una impresión,

Sea buena,
Mala
O triste,

Buenos Aires
nos persigue
Con sus luces
debajo de
Los árboles ,
Las nubes
Y esa calle sin salida

Que denominaste
Cielo.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Andenes Vol. I

Hoy decido perderme entre locas ideas. Miro los árboles brillando a la noche y me doy cuenta que yo no estoy mal. De que los edificios, altos como muchas casas, crecen como los yuyos en mi casa o el silencio en tus palabras. Me tapan del sol de los medios días con sus personas (extraños habitantes) y del atardecer con su simple e imponente presencia. Los árboles que antes se veían tan grandes hoy son como balcones de media distancia entre yo y el segundo piso, ahi donde probablemente los conserjes mandan sus palabras a morir entre aspiradoras y televisiones.
Por el tronco de esos árboles de juguete corren hormigas. Hacia arriba, para abajo, a la izquierda y a la otra izquierda se pierden en el tumulto que son las ramas y los arroyos que son las grietas en la corteza, vieja y oxidada como los autos que tocan sus bocinas ignorando los gritos de la aspiradora y de la reina hormiga. De la Reina Hormiga, pariendo miles de hijos por minuto como los mosquitos picandome las piernas y la mano.
Todos corriendo, buscando comida, plata, ropa, trabajos innecesarios para el bien humano pero necesario para eso que llamas "sociedad"
Los pájaros que hasta hace un rato cantaban por ser (o eran por cantar) ahora vuelven al nido, se ponen los trajes y salen a cobrar impuestos neomunicipales aL resto. Empezando por las hormigas que van, vienen, suben y bajan por el tronco o las canaletas del barrio al atardecer.
La gente corre el bondi, con la ilusión de ganar 5 minutos más de sueño, aunque por eso estén más cansados.
Las hormigas huelen,trepan, se pierden en una autopista demadera tratando de llevar comida, papeles hasta el centro. La cosmopolita del socialismo. Corren, olfatean, llaman al resto a mirar una manzana. Un poco para una, para todas el resto. Comida a la fábrica de hermanos, a la Reina Madre.
Vivís atrapado, pequeña hormiga. Casi tanto o peor que los que esperan el tren sabiendo que puede no llegar.

lunes, 3 de diciembre de 2012

No es

No es
Que me hagas falta
Sino que
No tenerte me da miedo.

No es
Que me haya olvidado con el tiempo.
Es que
La vida grita y no me deja pensarte

No es
Que busque excusas para no verte.
Es que
Te veo, a donde sea que vaya.

No es
Que busque excusas.
Es que
Siento que nunca te fuiste.

domingo, 2 de diciembre de 2012

El olor
de un cigarrillo
a las cuatro y media
de la mañana

(de un domingo
de verano
Mentiroso)

tiene un
indistinguible
sabor a vos

Así que
no cuestiones
mis voluntades
de querer fumar