Supongo que a veces
quedarán regalos por abrir,
y cervezas por tomar
entre un montón
de hojas viejas y
libros rotos.
Siempre van a existir
labios intocables,
y personajes innombrables,
Como días
que no valgan la pena
Y penas
que no valgan el día
Van a estar
los recuerdos
sumisos
de un 2012
que si bien
no gritó
con tanta fuerza,
supo bien hacerse oír.
Supo donde meter las manos
y los puños bien cerrados
entraron a nuestra cabeza. Golpearon mis oídos
hasta dejarme un sonido
parecido al susurro
de un arroyo
o el desagüe
de una bocacalle
Una calle con su boca
que absorbió la fuerza
de mil tormentas
y arrastró el año
al fondo de las memorias.
Decepciones cósmicas
y no tanto,
el tiempo aprendió a volar,
y ya no hay
soluciones ni remedios
que lo paren.
O lo hagan bajar del tren.
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