sábado, 8 de diciembre de 2012

Andenes Vol. I

Hoy decido perderme entre locas ideas. Miro los árboles brillando a la noche y me doy cuenta que yo no estoy mal. De que los edificios, altos como muchas casas, crecen como los yuyos en mi casa o el silencio en tus palabras. Me tapan del sol de los medios días con sus personas (extraños habitantes) y del atardecer con su simple e imponente presencia. Los árboles que antes se veían tan grandes hoy son como balcones de media distancia entre yo y el segundo piso, ahi donde probablemente los conserjes mandan sus palabras a morir entre aspiradoras y televisiones.
Por el tronco de esos árboles de juguete corren hormigas. Hacia arriba, para abajo, a la izquierda y a la otra izquierda se pierden en el tumulto que son las ramas y los arroyos que son las grietas en la corteza, vieja y oxidada como los autos que tocan sus bocinas ignorando los gritos de la aspiradora y de la reina hormiga. De la Reina Hormiga, pariendo miles de hijos por minuto como los mosquitos picandome las piernas y la mano.
Todos corriendo, buscando comida, plata, ropa, trabajos innecesarios para el bien humano pero necesario para eso que llamas "sociedad"
Los pájaros que hasta hace un rato cantaban por ser (o eran por cantar) ahora vuelven al nido, se ponen los trajes y salen a cobrar impuestos neomunicipales aL resto. Empezando por las hormigas que van, vienen, suben y bajan por el tronco o las canaletas del barrio al atardecer.
La gente corre el bondi, con la ilusión de ganar 5 minutos más de sueño, aunque por eso estén más cansados.
Las hormigas huelen,trepan, se pierden en una autopista demadera tratando de llevar comida, papeles hasta el centro. La cosmopolita del socialismo. Corren, olfatean, llaman al resto a mirar una manzana. Un poco para una, para todas el resto. Comida a la fábrica de hermanos, a la Reina Madre.
Vivís atrapado, pequeña hormiga. Casi tanto o peor que los que esperan el tren sabiendo que puede no llegar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario