martes, 24 de septiembre de 2019

Tomo Prima ¦ Epiluggo

Quienes me conocen al grado de saber.

La historia continúa en detalles charlados con una o dos o tres botellas entre nosotros. Quienes no, damos por finalizada la explicación de por qué se llegó a este punto.

Ahondar en detalles sólo produce un dolor que sirve para escribir, pero no es ese el propósito de esto.

Salir del nido de la comodidad, romper la puerta de lo normal me tomó (no voy a mentir, no aquí ni ahora) demasiados desvelos y demasiado sufrimiento transformado en odio y odio. Demasiadas comparaciones y muchos más sueños ajenos rotos.

Salir a explorar un mundo donde la sonrisa tiene un valor aparte al que la comodidad de una familia o una pareja nos pueden dar. Salir a explorar otros sentimientos, como el pánico y la incertidumbre como disparadores creativos.

Encontrarme en un aquí y ahora donde no quisiera cambiar nada de ello.

Una vez tomé la decisión, todo se convirtió en agua de estanque. Calma. Serenidad. Oscuridad por debajo de todo pero buscando un cielo lo suficientemente claro como para poder volver a ver qué hay en el fondo, y sonreírle.

Cosas locas de la vida, me pasé años buscando ese cielo, sin querer soltar las algas del fondo. Dañandome y a quienes me rodeaban.

El día que me vi solo, y solté esas algas venenosas e incomprendidas, todo el cielo cayó sobre mi.

Primer destino: Uruguay

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