martes, 24 de septiembre de 2019

Tomo Prima (0) ¦ Cap. 3b

Sobre la Vida y la Muerte

Pero que había entre esos adoquines llamados pensamientos y esas piedras llamadas rencores?

Dolor. Mucho dolor.

Acción cobarde la de huir de donde uno no tiene nada. O la acción sanadora de mover el paisaje hacia un lugar donde haya otros recursos.
Esa dicotomía hace ruido en cada paso que hago pensando en volver. Pienso volver a lugares o tiempos donde la vida era algo proyectado, como las sonrisas de los sábados a la mañana. Como los café a medianoche o los mates de madrugada, elementos comunes que se componen de agua y emociones.

Un paso adelante y si miro hacia atrás no puedo si no desconocer en quien me había transformado para mantener la ilusión de una sonrisa.

Un paso hacia atrás y siento que todo el mundo se viene encima de mis hombros bajo el  pseudónimo de "what if" y "what not". Un paso atrás y desconocer en quien me convertí me ayudaron a saber que solo había que replantear el Norte. Y una vez hecho esto darme cuenta de que mi Norte había estado siempre presente, solo fue tapado por lo que el resto necesitó que fuera en esos tiempos.

Un paso hacia el costado y ver como el viento mueve la arena bajo mis pies, llevándolas hacia un punto incierto pero con energía e ímpetu de moverse por ser vida entre tanta quietud.

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Por otro lado, ella. Siempre tan hermosa. Tan galante. Tan callada que daba miedo porque sólo cuando no hablaba podía oler como los miedos y el vacío cocinaban mierda adentro mio.
Querer volver a ser. Ese propósito en un ser vivo solo puede traer finales. Somos segundo a segundo, las decisiones que tomamos. Las manos que supimos agarrar y las heridas que cargamos a ciegas diciendo "Estoy Bien". Somos seres sintientes y con miedo a sentir demasiado.

Somos seres hirientes y con miedo a que nos lastimen.

Somos seres.  Y no somos.

Pero ella ahí, siempre firme, al final del pasillo viendo como buscamos una puerta. Y aunque no sea la que buscábamos, muchas veces nos metemos en ella solo para evitar verla a la cara y que nos diga todo lo que nunca quisimos oír. "No fue Amor" o "Ese fue EL amor" valen lo mismo cuando vemos a los ojos de la nada y nos confirma que somos iguales a ella, pero tenemos demasiado miedo para admitir que funciona así.

Ergo, el viaje. Aprender a ver cada riesgo y cada puerta.

Verla a los ojos mientras caminamos y si ella decide hablar, escucharla.

Seguro tengas tanto miedo de mi, como yo alguna vez te tuve.

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