jueves, 29 de marzo de 2012

Emergiendo de las montañas se encuentran tus manos gloriosas. Están siendo azotadas por este invierno que no quisiste recibir y que hoy golpea tu puerta. Este invierno de mañanas grises y ayeres oscuros, se aposenta en todo lo que una vez tocaste y lo convierte rapidamente en nubes y hielo. Dos cualidades que supiste tener y después detestar.
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Días grises, patos en las lagunas de la gran ciudad, corretean y agitan sus piernas tratando de alcanzar los bondis antes de que sus memorias se congelen. Plazas atiborradas de pequeñas aves, peleando por "una bocanada más" del sol que ilumina los juegos.
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Sinceramente, Nadie sabe más que mucha gente, e irrepetidamente enseña lo que sabe con las lecciones más crueles de la vida. Al fin y al cabo, los tambores que sonamos a lo largo del camino, son en tu opinión solo el "Ruido" que te acompaña.



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