Y rememorando el camino,
desde juramento hasta saavedra
abajo de un sol de color gris y dormido,
y entre cuadras y veredas vacías de gente.
Con cada cuadra adivinando
por donde habías puesto los pies,
y pensando que la única diferencia ahora
es que hacía frio mientras pasaba por ahí.
Y lo único que me acuerdo
es que teníamos que cerrar las persianas para evitar
que el sol nos pegara a los ojos,
mientras caminabamos por la vereda,
desde juramento a saavedra.
Pero ahora el colectivo frío y empañado,
y el cielo celeste con estrellas,
y los vagabundos corriendo a sus esquinas,
y perderse en la vuelta
despues de caminar una cuadra parecida a mil otras juntas.
Y acostarse en una cama que no es propia
y escuchar un aliento que no es tuyo,
y acurrucarme en un frío que no es de la época
y vomitar las tripas a causa del calor
y quedarme dormido recordando tus besos,
o el calor que me daban cuando eran verdades,
mientras el colectivo sigue por saavedra
y enfila para juramento.
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