sábado, 27 de noviembre de 2010

El carnaval tocaba su musica lenta y tenebrosa,
e iba llenando las calles de luces y de ruidos,
mientras los denominados fenomenos prendían sus cigarrillos
y se tomaban un descanso para ser normales.
Y la gente compraba sus boletos
y entraba a ver los telones vacíos,
los tigres o leones sin melena, flacos y hambrientos.
y yo me sentaba a ver como corría el tiempo,
mientras el maestro de ceremonia jugaba con ese bigote de color negro y de puntas filosas,
y se acomodaba un sombrero manchado de humedad, tierra, lluvia y rojo.
Levantando los brazos para dar comienzo a lo que parecía el principio del fin.

Y los payasos corrían por los caminos más transitados de ese pueblito moribundo,
mientras tocaban sus violas y tambores al ritmo de una murga que todavía me recuerdan
a los fuegos más vivos de las hogueras.
y caminan y saltan y gritan camino a la ciudad,
a buscarnos a todos para empezar el festín.

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