viernes, 10 de mayo de 2019

Rascacielos en la Playa

Cada vez que trato de juntar los pedazos sueltos de mi alma rota, se me escapan como arena entre los dedos.

Cada vez que intento volver a buscar todo lo que la tormenta me sacó de las manos, el viento del Este me arrastra de vuelta a involucionar y ser una serpiente.

Bicho de corazón y sangre fría, que no sabe de avanzar sobre sus piernas ni a ver por encima de su frente.

Y me duele. Me duele saber que es una actitud humana la que el viento representa. Me duele pensar que es el karma porque en el fondo sé que no merezco esto.

Y vuelvo a evolucionar pero esta vez en humano del siglo XX. No tengo amor. Solo tengo odio, tengo impotencia y ganas de gritarle a todos lo que me estas sacando de las manos.

Tengo ganas de esconderme entre todos los pedazos rotos, o de poder armar algo con ellos que se asemeje a un alma digna. Tengo ganas de dejar de ser quien junta las partes y de poder ser la arena que se escapa, para en el futuro ser cristal.


Maldito el elemento que nos hace volver a amar o maldito el amor que elementalmente, nos hace volver. O maldito sea el TOC de que cada vez que las lágrimas se niegan a parar, te encuentro escribiendo acá todos tus sueños y problemas.

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