martes, 26 de febrero de 2019

Recolectando Olivarenses

Dos personas en un banco en la plaza de Olivos o de Recoleta
Las palomas no se acercan pese a esos intentos desesperados por arrojar migas.
El sol de la mañana es frío como día nublado en los huesos pero se siente como las camperas atrapan algo de calor.

Será así tu corazón? Le pregunta él a ella.

Asiduo al escape en intentos de buenaventuranza.
Frío por dentro y solo con una sensación de vida.
Que le da igual el dónde porque solo es relevante el cómo.

Ella cambia el tema. Habla de fútbol o de política. O no habla. Se encuentra sumida en una desesperación que sólo ella conoce bien. Se encuentra entre la pared de hacerse cargo o la espada al corazón del otro.

Abre la boca. Sale un arrullo leve. Los pájaros se espantan y vuelan a plazas mejores, a climas más gentiles.

Se destapa el termo, el agua está fría.
Los próceres de la plaza lloran de la vergüenza.
Vergüenza generada por un amor que solo es de uso.
Amor - Desamor
Sueños y Cansancio.
.

La única que tiene la capacidad - o maldición - de confundir esos factores se queda callada. No amerita abrir la boca, no? Pregunta él.

Silencio. Se nubla el cielo. Llueven unas piedras del tamaño de tu ego y ellos mueren aplastados.

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