Seguramente el lugar a donde van a parar no solo los cigarrillos ya quemados, sino también las pequeñas bizarrías que el fuego, la charla y el humo conllevan.
martes, 28 de febrero de 2012
#3
El ruido de la chicharra del reloj-despertador. Esperar el colectivo bajo la lluvia bonaerense. Observar a una pareja bajarse del auto para comprar un kilo de helado. Los anteojos de sol del chofer. Sandro en versión cumbia. Las bolsas de residuos abandonadas en las esquinas. Los restos de cif sobre el azulejo. Las marcas del delineador sobre las ojeras. La goma espuma de los asientos del sarmiento. El supermercado chino. Mi techo y las bombitas de luz incandescente. Los deseos de felicidad y la virtualidad. El chino no descansa sobre ningun viejo rencor, y cada vez que quiero decirte algo, levanto los brazos pero no puedo tocar esas bombitas, así que vos seguís durmiendo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario