Las posibles drogas,
inherentes y características
de tu sistema
se acoplan a la silueta
en la vereda de Cabildo
de ése sábado a la mañana.
Tus ojos,
acarameladamente dilatados,
se confunden y condenan mutuamente
en las luces de la gran ciudad.
Triste historia y grandes aclamaciones,
las piernas vuelven a dudar
y vos te volvés a caer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario