Seguramente el lugar a donde van a parar no solo los
cigarrillos ya quemados, sino también las pequeñas
bizarrías que el fuego, la charla y el humo conllevan.
jueves, 17 de noviembre de 2011
Azules eran tus ojos antes de hundirte
en ese mar con forma de pileta,
gritando con tu sorda boca
y una bolsa atada a los pies.
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