Seguramente el lugar a donde van a parar no solo los
cigarrillos ya quemados, sino también las pequeñas
bizarrías que el fuego, la charla y el humo conllevan.
martes, 18 de octubre de 2011
#2,0
Y si,
si piden a gritos unos números,
uno de todos ellos tenía que ser
enormemente grande,
tanto que no pudiera entrar
por tus oídos,
reduciéndote al llanto que ocasiona
contar hasta diez.
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