Seguramente el lugar a donde van a parar no solo los
cigarrillos ya quemados, sino también las pequeñas
bizarrías que el fuego, la charla y el humo conllevan.
martes, 16 de agosto de 2011
Corriendo a la madriguera del conejo
blanco y peludo
y vestido de vértigo,
me frenó un sauce y me dijo
no te necesito nada.
Así que sigo corriendo,
para bajar por el agujero
y decirte esa noticia.
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