Abajo del sol, a las 4 de la tarde.
En el jardín, entre el tobogan de madera
y los perros exhaustos
miraban como el pasto crecia.
Y crecia y crecía,
y la calesita giraba hasta que
no di más.
Y me dijiste que si eso era todo,
si estaba listo para ir de vuelta.
Y yo, vergonzoso, infantil, soberbio
me subi de vuelta.
Ahí entre el tobogan de madera
la calesita que gira y
los perros jadeantes,
el pasto no crece.
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