Un mono y un perro, corren por la vía.
Es de noche, y se esconden entre las piedras del camino
para hacer más entretenido el viaje.
Llegando a destino, encuentran un termo,
un insignificante y sucio termo.
Atesorado por años, ese termo fue derrochado,
como un cuadro rasgado.
Las campanas del Huerto dan las 12,
y para el final de esas campanadas,
se pierden de vista un mono y su compañero,
con el termo bajo un brazo.
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