domingo, 12 de septiembre de 2010

Paredes Grices Y Cafés Helados

La luz entrando por la ventana, el viento soplando ese olor a noche fuera del cuarto, un cuerpo con mi camisa, mirando por esa pared transparente, mientras el vapor del café se impregna en su pelo. Su bohemia y aires del pasado inundan su mirada, contemplando inherte la salida del sol en un amanecer nublado.

Una sonrisa pasa de forma fugaz por su mirada, su simpleza juega con su pelo, mientras da un sorbo a aquel liquido agridulce.

Las paredes llenas de humedad miran con recelo su mirada, y el desorden del cuarto desenmascaran la fealdad del apartamento, pero sin darle importancia, ella sonríe. De forma simple, sin mover los labios, arroja pinceladas de alegría a las paredes enmohecidas, con sus ojos color oscuro, observa la gente caminando por la calle.

Se para, en silencio, observa las paredes, y repta a la cama, de vuelta, dejando el café sobre la mesa. Ya frío, se cierra la puerta.
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Gracias, por lo poco y tanto que haces por mi, te quiero, por más que sean palabras gastadas, y tal vez demasiado chicas - o grandes - para nosotros.

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