Seguramente el lugar a donde van a parar no solo los
cigarrillos ya quemados, sino también las pequeñas
bizarrías que el fuego, la charla y el humo conllevan.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Camino entre empedrados de lástima. Mirando el piso, escucho murcielagos, de pronto choco contra una puerta, y un pasillo que prometí no pisar más. Cargo mi mochila al hombro, y sigo caminando por el pasillo oscuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario