jueves, 8 de julio de 2010

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Siempre prestamos atención. A todo. El sol se aleja, los perros ladran -sin saber porqué o a qué. Después, silencio.
Los seres se retraen a suis casas. Y yo, miro. Miro lo oscuro, miro la luz de la calle, miro la luz d mi cuarto. Hay olor a comida, y me causa nauseas. Me duele la muela, la superior derecha, y los perros gritan.
Salgo de mi cueva mientras me apuran a batallar por mi voluntad, por mis ideas.
Escucho. Silencio. Ladran los perros de la cuadra.
En la silla, cuelga un nudo de corbata mal hecho. Abro los ojos. Todo garabateado, desprolijo. Recuerdo frases.
Afuera, los perros gritan en busca del sol.

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