Nauseabundas
escenas,
casi tan grotescas
como el "ser"
escriben
en las paredes
de los colectivos
y en las esquinas
en búsqueda
de la verdad,
mientras
que las
cacerolas se
convierten en
espejos de estos
días,
mi
cerebro
se rehúsa
al mundo actual,
quiere volver,
a esos otros días
donde los mates
(jaque!)
eran
realmente
más
faciles
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