lunes, 2 de enero de 2012

Tus rodillas mugrosas de culpa vuelven al mar de los desahogos, mientras el viento te sopla en la cara y juega con tus pestañas y pelo. El sol sale por el este, y te da la espalda en menos de quince minutos.
El feliz año nuevo empezó con alcohol y pirotecnia, y termina con un banco estrellado en tu cabeza, un cielo estrellado sobre ella y un blanco incomprendido entre tus labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario