lunes, 2 de enero de 2012

Control Ce en Do Menor


Ella siempre estuvo ahí para él, complaciente, siempre hermosa, dispuesta, noble y cariñosa. Siempre de ánimo para apoyarlo, perdonarlo o consolarlo. Siendo siempre la última en irse, la que al vaciarse las botellas, llenarse de colillas los ceniceros, cerrarse los ojos de algunos y marcharse otros; ella siempre se quedaba a su lado, sosteniendo su mano, besando su rostro y al final durmiendo con la cabeza sobre su pecho.
Ella no lo Abandonó. Él se marchó, se alejó. No supo o no pudo valorar lo que tenía, no encontró como manejar le felicidad. Talvez nunca creyó ser tan afortunado para tener el amor de esa mujer. O se me ocurre que nunca supo lo que tenía hasta que lo perdió, si, creo que tuvo que perder para valorar.
Como sea, el tiempo transcurrió y se encontraron, él más cansado, vencido por los años y las derrotas. Ella, más dulce, fuerte y hermosa. Se sentaron en una banca, se miraron en silencio, ella le sonrió, él no sabía que decirle, los labios le temblaban, ella simplemente colocó su dedo índice en los labios del hombre que alguna vez amo, le sonrió otra vez y le dijo...
Y mientras Coria escribía esto en la soledad de su living y ligeramente borracho, solo le rendaba en la mente una canción de EELS que dice, “Goddamn I miss that girl”

No hay comentarios:

Publicar un comentario