Seguramente el lugar a donde van a parar no solo los
cigarrillos ya quemados, sino también las pequeñas
bizarrías que el fuego, la charla y el humo conllevan.
lunes, 3 de octubre de 2011
Viciosamente
lúgubre
es el parador
de tus ojos y piernas
y labios y sonrisas,
y como en ese
mar inmundo
pero tibio,
pienso en sumergirme
y olvidarme de
respirar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario