Seguramente el lugar a donde van a parar no solo los
cigarrillos ya quemados, sino también las pequeñas
bizarrías que el fuego, la charla y el humo conllevan.
martes, 18 de octubre de 2011
El humo del cigarrillo
escurriendose entre los dedos
como arena o agua,
los ojos perdidos en
el asiento del bondi,
caminás por la plaza
buscando sonrisas
que corten el sabor dulce de
ese poema que empezaba
con viejos y tristes tigres.
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