Nunca pensé que llegaría el día
en el que una galletita
fuera capaz de tomarse
mi café.
No obstante, sentado
en un escritorio, viendo
como los mosquitos, pobres
juegan a ser grandes empresarios.
C'est la vié dijiste tres veces
antes de que los ruidos de hierro torcido
rompieran tu boca,
tu cabeza y tus sueños.
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