Seguramente el lugar a donde van a parar no solo los
cigarrillos ya quemados, sino también las pequeñas
bizarrías que el fuego, la charla y el humo conllevan.
domingo, 17 de julio de 2011
Me encierro
en el cuarto
de mi niñez y
comienzo a
perseguir una
tortuga de
caparazón
de espuma.
Miro por las rejas
y veo la luz.
Dos cartas,
tres tiros,
un muerto.-
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