viernes, 23 de julio de 2010

Mientras el fuego baila ávivamente, ese patrón se reacomoda en su sillon.
Se recuesta, se levanta, acomoda lo felpudo y se vuelve a sentar.

Mientras el fuego se agita, y el vaso con whiskey derrite al hielo, (congela el hielo al whiskey o calienta el whiskey al hielo?) el patrón sonríe.

Sonríe. Llora. Se ríe. Se pierde.

Con el ultimo sorbo de whiskey, se da cuenta de algo. Piensa en lo que se le ocurre, y busca justificaciones para plasmarlo en su papel. Pero nada.

Sus ideas, al igual que el, al igual que todos los que caminan por una avenida un sabado a la tarde, son egoístas.

Sus ideas no se anotan, por que si no las anota. Van a morir con el. Antes o después, van a morir. Pero siempre a su lado.

Como el perro fiel que busco.

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